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La trampa de la consulta.

La consulta del próximo primero de agosto es una trampa, en la que uno a uno, alineados y críticos del gobierno caen; a quien beneficia y tiene muy contento es al presidente pues su jugada le sale tal como la previó.

Muchos se preguntarán ¿qué gana el presidente, si es poco probable que la participación ciudadana sea la necesaria para hacerla vinculante?. Gana todo lo que quiere, porque su objetivo nunca ha sido legal o de justicia, su objetivo no es que se juzgue a los ex presidentes; su fin es propagandístico y significa un paso más en su táctica de control de la verdad y su proyecto de poder.

Por eso no importa lo que diga la pregunta, no importa el porcentaje que se requiera de participación, no importa que se instalen la mitad de las casillas que en la última elección, no importa lo que digan las oposiciones, no importa lo que escriban sus críticos, no importa si es vinculante o no.

Aquí algunos objetivos que sí importan:

  1. Él es el único interprete del pueblo. Lo más relevante de todo es que en el imaginario del presidente, así sean uno o un millón de participantes, es la voz del pueblo y él, López Obrador, se reafirmará como su máximo intérprete.
  2. Legitima próximas consultas. Prepara el escenario para futuros ejercicios de “consulta”, ya sea que pasen por la organización formal del INE o no, no importa, porque el derecho no es ya del ciudadano, sino una prerrogativa que el presidente se ha auto atribuido.

Así, llega fortalecido a otros procesos de consulta, como la revocación de mandato, la selección de su sucesor, la imposición por presión social de reformas constitucionales en la segunda mitad de su sexenio o la voluntad del pueblo sobre el destino de su líder.

Esto no es nuevo, constan como precedentes dos consultas que no tenían el aval de la Corte, ni la mano del INE, una por la que se canceló el NAIM y otra por la que se legitimaron los programas del gobierno.

  • Se adueña de la “verdad”. Este proceso en conjunto con otros como la sección de su mañanera de “quien es quien en las noticias falsas”; la manipulación de los medios gubernamentales, como la radio y la TV; la reelaboración de los libros de texto; los ataques a los científicos y especialistas; tienen como fin convertir al presidente en el dueño de la verdad, de la historia y por lo tanto del futuro.
  • Desprestigia a sus adversarios. En primer lugar al INE, si la consulta sale mal ya hay un culpable al cual sentar en el banquillo de los acusados y como ganancia secundaria, hasta se puede lograr su objetivo de desaparecerlo.

Le pega a la Corte, porque aunque le concedieron una pregunta, no la que él quería, esa será parte de las razones del fracaso de la consulta y el pretexto idóneo para meter mano ahí, para nadie es nuevo que varios de los Ministros le incomodan al presidente.

A los medios de comunicación, a los que un día sí y al otro también les pega desde su espacio de propaganda matutino, por la difusión “engañosa” de la consulta.

Pega a las oposiciones, a quienes parece que les pasará por encima sin que se den cuenta mientras siguen pensando que la consulta no importa.

  • Distrae la atención del pueblo. Su táctica de cajas chinas y cortinas de humo ha sido muy efectiva, han impedido que su popularidad se desplome como a muchos ya les hubiera ocurrido, con una mínima parte de su desastre. La crisis económica, el fallido manejo de la pandemia y la cruda violencia que prevalece en el país, han pasado de largo, porque siempre hay una distracción para taparlas.

La consulta no es una ocurrencia, es una táctica que le dejará valiosos dividendos al presidente en su proyecto de poder. Según la RAE una de las definiciones de trampa es “Contravención disimulada a una ley, convenio o regla, o manera de eludirla, con miras al provecho propio” otra más es “Ardid para burlar o perjudicar a alguien”. La descripción de lo que ocurre con la consulta es prácticamente literal, no requiere de interpretaciones.

Lo peligroso de este proceso es que una de las próximas podría ser “la consulta” para saber si el pueblo quiere que él continúe o se vaya y el presidente lo ha dicho siempre con claridad, me iré cuando el pueblo ya no me quiera, es decir, pudiera no irse si el pueblo lo sigue queriendo y no desea que se retire, ¿cuál pueblo?, el que él diga. Y no, no nos confundamos con el fantasma de la reelección, esa no es la única forma que tiene el presidente de seguir con su proyecto, ya es hora de ver que hay fuera de la caja.

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