En muchos países, incluyendo el nuestro, no existen estándares para clasificar áreas de estudio profesional en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas; muchas carreras se clasifican así solo por su nombre, pero estas realmente no se enfocan en ciencias exactas, identifica el investigador del Cinvestav Eduard de la Cruz Burelo
A pesar de que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) cataloga a México entre los primeros cinco países donde más estudiantes escogen áreas en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, también conocidas como carreras STEM (por su sigla en inglés), a la par las empresas han reportado déficit para encontrar personal capacitado.
Este hecho junto con el interés por entender el vínculo de estas áreas con la economía digital generó una pregunta básica para el investigador Eduard de la Cruz Burelo y su alumna Yara Pérez Maldonado dentro del doctorado en Desarrollo Científico y Tecnológico para la Sociedad, del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav).
¿Cómo estamos en las áreas STEM? De entrada encontraron que no existen criterios uniformes para clasificar estas carreras, lo que les hizo preguntarse si entonces realmente las materias impartidas son científicas.
En entrevista para El Economista, De la Cruz Burelo explica que esto que parecería básico, no tiene una respuesta única, pero tampoco es solo un problema nacional, pues muchos países carecen de estándares que permitan el análisis. Incluso la OCDE cuando solicita información para generar estadística sobre estas áreas, solo pregunta cuántas carreras en STEM se tiene, cuántos estudiantes y cuántos se graduaron, pero no hay un estándar que especifique qué es STEM, entonces cada país decide qué enviar.
“En México existen los catálogos de carrera, que genera la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES). Ahí se registran todos los nombres y contenidos de los programas, pero no existe una categorización que diga esto es STEM y esto no”.
De acuerdo con el investigador, quienes han establecido en su gobernanza un panel que hace todo un estudio sobre este tipo de carreras son Estados Unidos y Reino Unido. Por ejemplo, la National Science Fundation (en EU) particularmente se basa en las definiciones sobre quién debería estudiar una carrera STEM y lo que debe predominar en el contenido de sus programas, ya sea matemáticas, ingeniería, ciencia o tecnología, es decir ciencias duras. Pese a ello, “los parámetros por los cuales incluyen esas carreras es largo y depende de ellos, no de algo estandarizado, por lo que resulta problemático hacer comparaciones internacionales fiables”.
Aun así, con base en este análisis, experiencias y datos de la ANUIES, lo que se hizo fue una propuesta de criterio para clasificar correctamente a las áreas STEM y hacer una revisión para ver qué carreras caían dentro de estos rangos de referencia.
Esta falta de homogeneidad en la clasificación se refleja en que 60% de los programas de estudios considerados dentro del rubro STEM no cumplen con los criterios para ello, es decir, se clasifican así solo por su nombre. “Nos dimos cuenta de que en algunos títulos se utiliza la palabra ingeniería, matemáticas o tecnología y eso confunde porque cuando se revisa el programa de estudios se encuentra con que se trata más de orientación hacia el manejo y organización, mismas que forman recursos humanos en otras habilidades de tipo gerencial, administrativas o sociales, que por supuesto son necesarias, pero si alguien está pensando en una carrera del tipo STEM, con estos enfoques no se logrará el objetivo”.
Fuente: El Economista.