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Débil clima de negocios minó la capacidad de México para crecer desde el año 2017: IIF

En el análisis del el Instituto de Finanzas Internacionales se detalla que la inversión en la construcción no residencial ha sido particularmente lenta, afectada por la escasez de actividades de obras debido a una restricción presupuestaria vinculante

El debilitamiento del clima de negocios ha mermado la capacidad de crecimiento de la economía mexicana en al menos medio punto del PIB cada año desde el 2017, advirtió en un análisis el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF por su sigla en inglés).

“El entorno antes de la pandemia restó 2.7 puntos del PIB a la capacidad de crecimiento de la economía desde el año 2017 y hasta el 2019, considerando al menos 0.5 punto menos de crecimiento por año, ante las políticas intervencionistas”, consignaron economistas de la mayor asociación mundial de instituciones financieras.

En un análisis monográfico titulado “La trampa del crecimiento de México”, economistas del IIF enfatizaron que este deterioro dificulta las expectativas de que se regrese a la actividad productiva previa al estancamiento y lo supedita a “la aplicación de políticas mejoradas”.

Para cuantificar el impacto de la desconfianza empresarial en el crecimiento económico, construyeron un modelo basado en variables como el crecimiento del PIB, la inversión privada rezagada y la percepción del entorno empresarial.

El nivel indica que el crecimiento de la inversión privada habría sido de 2.7 puntos más alto de 2017 a 2019 en promedio, en al menos 0.5 puntos porcentuales anuales.

En la nota, dirigida por el Director de Investigación para América Latina en el IIF Martín Castellano, destacaron que a pesar de estar en medio de vientos de cola favorables, como es el dinamismo de la recuperación de Estados Unidos, el deterioro de la confianza empresarial sobre México continuará limitando la capacidad de crecimiento del país.

“La ausencia de un entorno institucional estable que garantice la protección de los derechos de propiedad, controles y equilibrios adecuados y una mayor competencia en sectores clave, han sido un obstáculo importante para la inversión en el periodo previo a la pandemia”, refirieron.

Intervencionismo desalienta

En el análisis, los expertos del IIF anticipan que “las políticas seguirán siendo intervencionistas después de las recientes elecciones legislativas y de medio término”.

Si bien reconocen que se interrumpió la posibilidad de hacer cambios institucionales y constitucionales, “también se espera que seguirá la ausencia de reformas que podrían evitar el estancamiento secular después del Covid-19”.

“El aumento de la incertidumbre ha sido una razón fundamental detrás de la caída de la inversión en los últimos años, lo que también ha obstaculizado la productividad y el flujo de exportaciones”.

Subrayaron que los factores globales han erosionado durante mucho tiempo la confianza empresarial, los obstáculos internos se han convertido gradualmente en la principal preocupación y han permanecido así incluso durante la mayor parte de la pandemia”.

Pesos y contrapesos

Todavía en mayo, el IIF estimó que el PIB de México registrará un avance de 5.6% este año.

El pronóstico está casi dos puntos arriba de la estimación que tenían en diciembre, cuando esperaban una contracción más aguda de la economía mexicana en el último tramo del año de la pandemia. En ese momento, previeron que el PIB mexicano alcanzaría un registro de 3.8% en 2021.

De acuerdo con el análisis, “el acuerdo comercial en funciones con Estados Unidos y Canadá, más la fuerte actividad de Estados Unidos, ha brindado apoyo a la recuperación de la economía, pero son factores internos los que siguen disuadiendo la inversión”.

Radiografía de inversión

En el análisis detallan que la inversión en la construcción no residencial ha sido particularmente lenta, afectada por la escasez de actividades de obras debido a una restricción presupuestaria vinculante.

Resaltaron que el clima empresarial difícil y las preocupaciones de los inversionistas, ha generado presión en la prima de riesgo, lo que también ha obstaculizado nuevas inversiones.

Enfatizaron que sigue reduciendo el flujo de inversiones extranjeras de cartera mientras que la IED refleja principalmente las reinversiones ante la incertidumbre regulatoria que ha entrado en juego en sectores dinámicos como la industria financiera, el transporte y el comercio.

Fuente: El Economista.

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