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El nuevo presidencialismo mexicano

Por: Alejandro Carrillo

“No hay peor ciego que el que no quiere ver” es una frase viva en nuestro México y se define por uno o muchos individuos que aun teniendo pruebas de deficiencias claras deciden hacerlas a un lado para seguir el camino definido aún con un costo ya previsto.

Jorge Carpizo escribió en 1978 una obra titulada “el presidencialismo mexicano” en ella hacia una diferencia básica entre el sistema presidencial y el presidencialismo, el primero se basa en una edificación política para el manejo de la representación y la administración pública de un país en palabras simples: un sistema en donde un presidente electo cada determinado tiempo dispone de elementos otorgados por el derecho para el ejercicio de sus facultades originadas también en seno de la norma; por otra parte el presidencialismo es la degradación del primero se compone por un poder supremo en el que el presidente se atribuye facultades metaconstitucionales, es decir sin una valoración normativa, el resultado: el país de un solo hombre. No es sorpresa que el libro se escribiera en el periodo más significativo del priismo mexicano: la era de la “dictadura perfecta”.

El 18 de julio el gobierno mexicano declaro como “obra de seguridad nacional” la construcción del tren maya para mantener los trabajos en su construcción a pesar de dos amparos interpuestos por el Poder Judicial que frenaba algunos tramos de una de las obras insignia de este gobierno. Para los ojos de muchos lectores esto ni si quiera es algo que llame la atención, y es normal en un país tan politizado, pero tan ignorante como el nuestro. Pero para los otros lectores, la pregunta es ¿y la división de poderes?, ninguna definición administrativa es más que una sentencia emanada del poder judicial (esto en un estado de derecho), en el caso de México el presidente hace sentencias desde su pulpito mañanero que entierra las provenientes del poder judicial. Igual sucede con respecto a las iniciativas presentadas por el presidente que condicionan al poder legislativo a incluso alabarse como un órgano de ciudadanos a favor o en contra de la transformación. Esa es la caricatura de separación de poderes de México que da como resultado el nuevo presidencialismo mexicano que claramente no será una broma, sino el regreso al periodo de la simpatía presidencial, ¿no lo creen? Solo revisen que hacen las corcholatas presidenciables a diario.

Un ejemplo más claro al respecto de estos super atributos presidenciales está en quien maneja la agenda diaria, el presidente todos los días da una conferencia mañanera, el presidente tiene en su voz una condición política (así ha sido siempre, por eso los lideres del mundo son educados también en su silencio), diario el jefe supremo de las fuerzas armadas atrae temas a su persona, minimiza las acciones de sus secretarios, incluso se atreve a decir que algunas de las decisiones nacidas en las secretarias no son idea de los titulares de las dependencias, sino de él. ¿Mas ejemplos? Solo imaginemos que algunas decisiones que operan organismos autónomos son mencionadas en la mañanera, antes incluso que lo haga oficial el organismo mismo, como cuando el presidente anuncio el incremento de la tasa de interés que definió el Banco de México, acto que compete a esta instancia.

Tal vez “la cuarta transformación” dejara el mote para convertirse en una la nueva era del “presidencialismo de México” los elementos para así considerarlo están a la vista de todos, negarlo es auto suprimir la vista pública y nos hace comparsa de la circunstancia por la que atraviesa nuestra patria.

La narrativa de México en estos tiempos tendrá como base una contradicción, se generara el mito de “la cuarta transformación” y dejará como herencia (si no hablamos más fuerte) la continuación de la degradación del sistema presidencial de México: el nuevo presidencialismo mexicano.

EPPUR SI MUOVE A regañadientes. Los foros de consulta de la Reforma Electoral ya están dando vuelta, para los de MORENA es la forma de llevar a los aspirantes a los municipios de México, para la oposición es llevar una campaña contra MORENA, es decir: los foros de consulta solo retratan la falta de escrúpulos del tipo de política que practican nuestros gobernantes y la inocencia que sigue caracterizando a la población. En Michoacán eso sucede y entristece ver a lo que se ha reducido el servicio público: política electoral permanente

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