Por: Elizabeth Juárez Cordero
Morelia tiene eso de parecer muy homogénea, afortunadamente no lo es tanto. El pasado 18 de junio en la capital del estado se llevó a cabo la marcha del orgullo LGBTIQ+, y tal como ocurre en otras partes del mundo este día elegido durante el mes de junio, se convierte en una gran fiesta de colores, en la que concurren las distintas poblaciones identificadas con orientaciones e identidades sexuales no heteronormativas; lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, transexuales, trasvesti, intersexual y queer, quienes año con año suman aliados, amigos y familiares, que al mismo tiempo que les acompañan en el orgullo de ser quienes son, se unen en la exigencia de derechos y libertades para una parte de la sociedad históricamente excluida.
La asistencia estimada en la manifestación moreliana fue de 40 mil personas, no es una cifra menor cuando pensamos en un estado que como el nuestro, persisten visiones conservadoras, que niegan o rechazan la existencia de una sociedad compleja, cuyos roles y relaciones sociales superan la realidad delineada por las estructuras tradicionales y dogmas religiosos.
Días antes, en el corazón de la meseta, en Paracho, también tuvo lugar por primera vez la Marcha del orgullo purépecha, manifestación que más allá de lo festiva, como suelen ser, aderezada por las expresiones propias de la cultura indígena; hizo evidente la interseccionalidad de quienes pertenecientes a las comunidades indígenas y LGBTIQ+, padecen una doble carga de prejuicios, que se suma a la balanza de la discriminación y las desigualdades.
Este 28 de junio, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), presentó la Encuesta Nacional Sobre Diversidad Sexual y de Género 2021 (ENDISEG), primer instrumento estadístico de alcance nacional y representatividad estatal, que tiene por objetivo visibilizar y cuantificar a las personas que se identifican como LGBTI+; en su estructura y características sociodemográficas, como de aquellas variables, que permiten conocer problemáticas y necesidades comunes, pese a constituir una comunidad heterogénea.
Entre los elementos que analiza la Encuesta, se encuentra la edad, condición laboral, escolaridad, estado conyugal, acceso a servicios de salud, discapacidad, experiencias de vida como la discriminación, entre otros aspectos, a partir de los cuales es posible trazar un diagnóstico base sobre este sector poblacional; quienes por años habían demandado un instrumento de este tipo que permitiera impulsar con base en información estadística, cambios legislativos y políticas públicas.
De acuerdo con la ENDISEG, en nuestro país la población autoidentificada LGBTI+ asciende a 5 millones, esto es 1 de cada 20 personas con una orientación sexual o identidad de género distinta, equivalente a la totalidad de habitantes de nuestro estado. Por lo que respecta a la población autoidentificada en Michoacán, esta es estimada en 133 mil 699 personas, que representan 3.7% de la población total, por abajo del 5.1% nacional.
Entre los hallazgos más relevantes, podemos observar que el 33% de esta población autoidentificada como LGBTI+ se encuentra en el rango de edad entre los 15 y 29 años, en tanto sólo el 4.7% cuenta con 55 o más años. Estos porcentajes en la estructura por edad están íntimamente ligados al cambio generacional apenas iniciado a finales del siglo XX en favor de los derechos sexuales, de modo que es en las generaciones más jóvenes en las que tiende a prevalecer un mayor acceso a la educación sexual.
Un dato de la mayor importancia tiene que ver con el momento de vida en el que se identifica una orientación o identidad sexual distinta, siendo la primera infancia con 43.4% (esto es antes de los 7 años) la edad más mencionada. Lo que refiere, un acompañamiento inaplazable desde la educación formal y propiamente en los programas educativos en materia de sexualidad que, desde las primeras etapas de vida les permitan conocer y desarrollar habilidades de manera integral, sobre los cambios físicos, la salud sexual y la reproductiva, así como aspectos emocionales y la manera en la que nos relacionamos con los demás.
Respecto de las experiencias de vida, el 81.8% de la población LGBTI+ en nuestro país señaló tener algún problema relacionado con su salud emocional, tales como insomnio, angustia, estrés o depresión, en tanto el 28.7% ha tenido ideas suicidas en algún momento de su vida, lo que representa 20% más que la población no identificada LGBTI+, siendo la razón más aludida los problemas familiares y de pareja (57.2%), así como los relacionados con la escuela (20.3%).
De modo que, aun cuando la educación sexual debe iniciar y fortalecerse en los primeros años de vida, esta debe también contemplar campañas de concientización a otros grupos poblaciones que nos permita ir avanzando como sociedad, en un ejercicio de la sexualidad más pleno, satisfactorio, saludable, y muy importante, libre de prejuicios y de violencia.
No hay que olvidar que, entre las principales formas de discriminación en nuestro país, se encuentran las razones de edad, particularmente hacía los jóvenes, así como de rechazo a las personas por su orientación sexual, así lo advierte la Encuesta Nacional de Discriminación 2017, en la que el 60% de los encuestados manifestó tener prejuicios sobre la población joven, del mismo modo que 64.4% declaró que justifica poco o nada que dos personas del mismo sexo vivan juntas como pareja.
Este tipo de estigmas o desvaloraciones hacia las personas de la comunidad LGBTIG+, se observa en los distintos espacios de la vida social, incluida la familia, por ejemplo, a la pregunta sobre las personas que saben de su orientación, el 13.4% señaló que nadie, 56.2% mencionó a las madres, y 46.8% amigas y amigos, lo que refleja aún limitaciones o temores para hablar abiertamente sobre sus preferencias o identidad sexual. En el mismo sentido, en el ámbito laboral 28.1% manifestó haber recibido en el último año un trato desigual respecto de los beneficios, prestaciones y ascensos, 10% más que la población no LGBTI.
Estos datos son apenas un bosquejo de las características que describen a las distintas poblaciones que forman parte de la comunidad LGBTIQ+, se trata de un primer esfuerzo único en el país que vale la pena conocer, como el primer paso para avanzar en el acceso a derechos y tomarnos enserio acortar las brechas de la exclusión y la desigualdad social. Desde aquí un llamado, para que todos los días sean la confirmación del orgullo de ser quien somos, de amar en libertad.
Acotación: En Michoacán desde 2016 la legislación contempla los matrimonios igualitarios, y a partir de 2020 es posible realizar el trámite de cambio de identidad de género.