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Los otros datos.

De verdad, he creído durante todo lo que va del sexenio morenista en la federación, que el dicho de “tengo otros datos” era un artilugio comunicativo que tenia como objetivo inmediato neutralizar algún ataque, disminuirlo y culminarlo. Así se han quedado periodistas de la talla de Jorge Ramos en la cuerda floja de la frustración e incertidumbre, endosada por la frase ya dicha.

El día de hoy me ha quedado claro que la frase sí tiene sustento, el presidente de verdad tiene otros datos y esto es bastante preocupante sí es que esos datos no se confrontan con la realidad. El hecho ocurrió en Hidalgo, donde el presidente, hizo como es su costumbre siempre que sale de la capital “la mañanera” junto al gobernador de la Entidad Omar Fayad, en esa conferencia matutina el Secretario Técnico de Gabinete Carlos Torres Rosas señaló que el salario mínimo ha tenido un incremento del 71% desde que se inicio la administración, ahí no se ve problema, estamos de acuerdo con él, pero entonces se atrevió a decir que gracias a ese incremento hoy el poder adquisitivo se ha aumentado en las familias mexicanas, incluso señaló que en la canasta básica en noviembre de 2018 con el salario mínimo alcanzaba para 2.18 kg, ahora 4.45 kg, 6.5kg de tortilla antes de que llegaran al poder y ahora 9.88 kg.

Estas sin dudar son noticias alentadoras, imaginemos ser el presidente que ha incrementado el poder adquisitivo a tal grado que la gente puede comprar más huevo, tortilla o frijol, estaría todos los días diciendo por la mañana que los ataques que vienen de otros periodistas o especialistas en diversos temas solo tienen como propósito desestabilizarme, ¿Por qué? Dicen mentiras, sí mi secretario de gabinete me dice que todo va excelente. Es triste decirlo pero hay dos verdades sobre el salario mínimo que no se dicen muy a menudo, la primer verdad es que nadie lo gana (solamente los que están inscritos en programas gubernamentales donde el tabulador es el salario mínimo como en jóvenes construyendo el futuro) los salarios se mantienen en las empresas, en cualquier lugar donde exista una nomina ese recurso sigue siendo el mismo sin importar el aumento que defina el gobierno federal en su métrica salarial puesto que el salario tiene diversos componentes; y la segunda verdad, es que el salario mínimo en relación a la canasta básica pierde validez cuando solo se concibe en productos específicos como los frijoles o tortillas, porque si se contrastara con la realidad necesaria de un mexicano promedio, el resultado utilizaría el precio del gas, la gasolina, la electricidad que lamentablemente han crecido significativamente y que entonces disminuiría el poder adquisitivo de inmediato.

En contraste, ambas verdades terminan por destruir cualquier rastro de certidumbre económica, el presidente tiene “otros datos” y de verdad los tiene sin comillas, el secretario técnico habló del poder adquisitivo gracias a un salario mínimo inventado por ellos que dota de estadísticas ampliamente favorables, ¿Tomaron en cuenta los 7 puntos porcentuales de inflación? Claro está que no, ¿Lo dijo el secretario técnico? Tampoco.

Presidente, si le suena el nombre de Yrigoyen, recuerde que hay una leyenda con ese apellido de la Argentina. Tenga cuidado de solo leer el diario que le presentan quienes le temen o le deben favores con noticias favorables y cifras extraordinarias, dignas de un país sin crisis, sin muertes por covid, sin pobreza.

El salario mínimo es una variable creada por el gobierno para así autodefinir su desarrollo, esa cifra (la del salario) otorga grandes incentivos de realidades imaginarias. Este ejemplo es una burla y pido disculpas por ello, pero imaginemos que mañana se le ocurriera un aumento del salario mínimo a 10 mil pesos el día, el poder adquisitivo incrementaría y se podrían comprar 500 kilos de tortilla, pero seria real en las familias mexicanas, la verdad es que no, como lo es actualmente a pesar de ese 71% de aumento que se presume.

¿Ha escuchado hablar del Síndrome de Hubris? Presidente, es todo lo contrario a la mesura, es la vanidad desmedida de quien cree decir la verdad a costa de cualquier critica, de gobernar en favor de un pueblo que es total solo en la imaginación, es en pocas palabras el nivel que sigue después del materialista más aspiracionista que se imagine y para que se de esa enfermedad del poder se necesitan muchos colaboradores como su secretario técnico de gabinete, que dicen verdades hechas a la altura del deseo presidencial y no a la altura de un México real, con esperanzas reales. Hecho que me recuerda aquel añejo chascarrillo en el que se hacía referencia a un colaborador del presidente en turno y el mismo presidente… Que le hacía una sencilla pregunta ¿Qué hora es? Y el colaborador respondía… “La que usted quiera SEÑOR PRESIDENTE”

Eppur si muove

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