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LA TOMA DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN

Alejandro Carrillo Lázaro

Por primera vez en la historia reciente de nuestro México, el poder judicial federal se ha hecho sentir y se ha manifestado en contra de la reforma presentada por el poder ejecutivo federal que modifica en su contenido más sensible la manera en que habrán de ser elegidos los juzgadores de nuestro país. La respuesta comenzó el pasado lunes, cuando los trabajadores del poder judicial federal sin contar a los sindicalizados decidieron cerrar las puertas de los edificios de dicho poder en 28 entidades federativas. Posteriormente, en una votación histórica de forma virtual, los jueces y magistrados federales decidieron por un 80 % de sus miembros sumarse a primera hora del miércoles a la medida que los trabajos habían comenzado dos días atrás.

Esta decisión se da, después de que quedara demostrado que los diálogos realizados por el poder legislativo para encontrar sinergias y por lo tanto adecuaciones a la propuesta legislativa de lo que el régimen actual llama “plan c» fueran solo para promover la imagen de apertura democrática, una de las muchas formas en las que se simula el respeto a la diversidad de ideas, pues el resultado de esos foros es «la nada».

Históricamente el poder judicial está dando la pelea en la que jamás imaginaron estar; ellos creían que la política desde la perspectiva de un juego electoral solo estaba definida para los espacios generados en el poder ejecutivo y legislativo, pues las condiciones jurídicas no tenían por qué estar sujetas nunca a la mercadotecnia política que acompaña a candidatas y candidatos a un puesto de elección popular. Pero la política los alcanzó.

La exigencia del paro que tiene con cadenas y candados la puerta de los juzgados federales es una: archivar el plan C. Ya no piden diálogo, porque saben que el diálogo se simula cuando uno de los interlocutores no pretende escuchar. La pregunta es simple: ¿Quiénes tienen la capacidad de poder frenar la iniciativa de ley aceptarán lo que la mesa de negociación les exigirá? Por lo pronto sabemos que en Palacio Nacional ya les dijeron «paleros» con derecho a manifestarse, pero paleros al fin.

El presidente mencionó que esos trabajadores no saldrán perjudicados en la reforma, pero realmente la reforma les quita la aspiración de lograr ir ascendiendo por méritos que van implícitos en la carrera judicial. Cualquier persona dirá que esto no es verdad, que es lo contrario, pues ahora cualquiera podría inscribirse para poder ocupar uno de esos cargos a los que aspiran los «meritorios» del poder judicial, pues una elección popular los pone en la misma posibilidad a unos y a otros de lograr ir subiendo en el escalafón. Lo único que tienen que hacer es tener suerte en una tómbola y cautivar al electorado. ¿De dónde puede salir tal idea patrañera? ¿A caso del ejemplo de las elecciones para elegir al poder legislativo? ¿A poco no nos hemos dado cuenta de los escándalos que acompañan a muchos de los electos por el pueblo? ¿A poco no hemos tenido noticias de las limitadas capacidades que tienen muchos de ellos que fueron acreditados por los resultados electorales? , ¿de verdad no nos damos cuenta que las elecciones también nos han limitado a los ciudadanos a ocupar esos puestos, pues siempre resultan ser los mismos nombres independientemente de que se cree un nuevo partido?

El poder judicial está siendo atacado por el poder ejecutivo y legislativo y han decidido cerrar sus oficinas a causa de un diálogo simulado. El presidente no tocó al ejército, no tocó a los ex presidentes, no tocó a la oposición, no tocó al crimen organizado, no tocó a los empresarios más prominentes. Lamentablemente, su mirada se volcó a un nuevo gran enemigo, ese que defiende la constitución, la carta magna de este país que limita al poder y que le reconoce los derechos a la población. Andrés, el futuro ex presidente retirado de la vida pública tiene en mente un plan a largo plazo; sino ¿para qué quiere reformas tan complejas que no atañen al ejercicio de su propia administración? Andrés da mucho que pensar y Claudia en este momento está lejos de no ser aquello que negó durante toda la campaña: la marioneta de un posible nuevo Maximato.

Eppur si muove.

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