Los números no sirven para nada si solo sirven como un parámetro de comparación: hoy 10, mañana 7, antier 5. De que sirve esa lectura, ¿que nos ha enseñado?, todos los días se ven en diversos noticieros y columnas, números de muertes ocasionadas por el COVID o por el crimen organizado, algunas veces son más otras menos, pero eso lo vuelvo a decir, no sirve de nada, es solo un desfile de cifras que se encuentran perfiladas hacia el archivo muerto de los medios y de las instituciones.
Los numero deben servir para conocer panoramas, tal cual, como una radiografía, los números permiten diagnósticos de qué acciones se hicieron en el pasado, cuáles se hacen en el presente y qué proyección tienen estas para el futuro. En el caso de los asesinatos que ocurren día tras día en el país, la pura cifra que define los municipios mas violentos solo sacia el morbo, pero no promueve una alarma real y ni mucho menos una propuesta para la solución. Los alcaldes de los municipios más seguros se regocijan con una cifra que no han promovido realmente y los ediles de los municipios más lastimados se distancian del problema otorgándole esa preocupación a sus estados y a la federación. Pero y las políticas públicas que se pueden originar de diagnósticos numéricos ¿Dónde están? La verdad al parecer no hay tiempo para eso, no hay tiempo de profesionalismo, la política gubernamental esta diseñada en estos momentos para ufanarse de números sin sentido, para desprestigiar con esos mismos números, no hay realidades sobre las cuales crear cimientos de gobiernos, solo ilusiones a través de cifras redondeadas y hasta cierto punto ficticias.
Hoy en día se dice que la aprobación del presidente AMLO esta por los cielos, el 65.2% de ciudadanos lo aprueba, es el presidente que acumula la mayor simpatía en tres años de gobierno, pero el dato es alarmante cuando hojeando un poco en la historia nos damos cuenta de que en la historia reciente de México hubo un presidente que en tres años de gobierno supera al líder de la transformación, nada más y nada menos que su acérrimo rival Carlos Salinas el cual a los tres años gozaba de una aprobación del 76.8%, entonces ¿las cifras siempre son reales o no?, habrá quien diga que en 1991 se manipulaban las cifras de aceptación, pero quien lo diga solo tiene como sustento los años y la famosa postmodernidad.
Hoy nos encontramos en una crisis de números, su uso es por completo superficial, los estudios solo se usan como alarma y ni siquiera promueve alguna movilización. Las cifras deben ser un sustento no una conclusión, deben ser la base para iniciar acciones, no el limite para explicar sin hacerlo lo que se ha estado haciendo, los números hablan de fallas y de buenas ejecuciones en los sistemas y es en los sistemas en los que debemos reforzar o analizar qué se hace mal, o qué se hace bien, estos son los que dan origen a esos números.
La calificación de un 5 en matemáticas a un niño de secundaria demuestra que hay un área en la que ese niño se debe esforzar, buscar una forma distinta de estudio que le permita ampliar su conocimiento y en consecuencia subir esa calificación; lamentablemente la forma en la que se usa la calificación (las estadísticas de los gobiernos) en estos tiempos es para definir al niño como alguien incapaz de aprender la materia.
Usemos los números para que den origen a políticas públicas, a programas que resuelvan problemas sociales, usemos los números para hacer un diagnostico real del porqué estos están en aumento constante cuando de muertes violentas se trata y entonces sí, entenderemos que no se trata solo de ampliar policías, no se trata solo de comprar más patrullas, tal vez nuestra solución esta en las narices pero sin un diagnostico real, jamás lo sabremos, mientras los números solo estén para decir que 5 muertes son mejor que 10 (que de forma numérica es real) no avanzaremos para ningún lado, porque habrá alguien en palacio nacional que dirá que tiene otros datos y ya, y tiene razón, los números los usan como la taza de aprobación, aparecen y hay que usarlos y si los que aparecen no me benefician entonces solo los reduzco a nada, los tacho de conservadores y punto, sin diagnósticos reales, los números son solo formalidades mentales y es fácil reducirlas o suplantarlos por otros.
Eppur si muove
