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La UNAM y el espíritu crítico.

La Universidad Nacional Autónoma de México cambia la vida de las personas. Alguna vez en una conversación, un colega egresado de otra institución educativa me escuchaba hablar de mi Alma Mater, y me preguntó: qué le dan en la UNAM a la gente, todos los egresados de esa escuela hablan de la misma con un gran orgullo y con un sentido de pertenencia que hasta el momento no me ha tocado escuchar en otros, mi respuesta fue precisamente esa: la Universidad cambia la vida de las personas.

Y no solamente porque, a pesar las diversas crisis por las que ha atravesado nuestra nación, para muchos jóvenes la UNAM ha sido, a lo largo de los años, una oportunidad de movilidad social y de superación personal; sino especialmente por el espíritu crítico y pensamiento libre que desarrollan la mayoría de las personas que pasan por sus aulas.

El espíritu crítico no conoce colores, preferencias partidistas o convicciones ideológicas, pues cuestiona todo y a todos, y tan es real, que permite se forjen opiniones tan diversas como la del presidente, Andrés Manuel López Obrador, y la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, u otras figuras de su movimiento como Jesús Ramírez o Ifigenia Martínez;  así como aquellas que son objeto de sus principales fobias, como el caso de Carlos Salinas de Gortari, Diego Fernández de Ceballos, Enrique Krauze o Lorenzo Córdova, todos ellos pasaron por la UNAM.

Así que, ¿cómo habríamos de interpretar los universitarios las declaraciones del presidente?, pues como lo que son una muestra de la pluralidad de opiniones que genera el espíritu crítico que se descubre, se aprende, se vive y se queda en las personas que pasan por las aulas de la UNAM. Como su derecho a decir lo que quiera, aunque eso no signifique que le asista la razón, pero tampoco implique que por esa opinión las otras dejarán de seguir teniendo la libertad de expresarse.

Si hoy a quien está en poder le molesta o le incomoda el espíritu crítico de los universitarios, es un problema que solo le concierne a él y que ojalá solo sea una declaración, porque si de ella se deriva alguna acción que vaya en contra de la Universidad, que es la casa de todos, definitivamente que veremos a los universitarios de todas las posiciones, propias y externas a su movimiento, levantando la voz y actuando de forma contundente en la defensa de aquella institución que cambió sus vidas y que les dotó de un espíritu crítico a prueba de cualquier ideología, facción, partido o creencia.

Por eso, los ataques y descalificaciones que el presidente de este país, ha hecho en contra de la Universidad, son erráticos, absurdos y fuera de toda proporción, al mismo tiempo son injustos y llenos de una perspectiva ideológica y propagandística, que no corresponde al espíritu crítico que debió aprender en su paso por la misma.

Si la principal fortaleza de los universitarios es su espíritu crítico y su pensamiento libre, esa es precisamente la primordial amenaza a cualquier gobierno, partido, movimiento o iniciativa que aspire a establecer el imperio de una sola visión como la única legitima y válida, pues el pensamiento crítico estorba para quien quiere concentrar todo el poder.

Esperemos que se queden en opiniones y no impliquen acciones consecuentes, sean solo una más de las tácticas para establecer la agenda y distraer a la opinión pública de los verdaderos problemas que enfrenta el país, solo así se entenderían tan desafortunadas declaraciones.

Escribo esta columna como una integrante de la comunidad universitaria que desde hace 27 años, agradece cada día la oportunidad de haber cruzado por las aulas de la institución que cambió mi vida para siempre.

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