Alejandro Carrillo Lázaro
Por primera vez en el gobierno federal de la cuarta transformación, se ha perdido la agenda pública, el tema: las desapariciones. Después de que se diera a conocer el caso del rancho Izaguirre en Jalisco donde se presume que existía un campo de exterminio y entrenamiento de uno de los grupos delincuenciales mas grandes de México, el gobierno federal sucumbió, quisieron en primera instancia limitar y desvirtuar la información, cuando eso no ocurrió pensaron que era una muy buena estrategia callar sobre el tema y la agenda lo revivió junto con el desliz mediático del senador Noroña. La presidencia de la republica se vio obligada a tomar el tema y más aún, actuar sobre el mismo.
Las crisis de gobierno, habitualmente se pueden ver reflejadas en los medios. Una de las inquietudes del poder político es generar mecanismos de comunicación efectiva para poder manejar de cierto modo la información que se reproduce en los medios de comunicación, cuando esto no ocurre, el resultado es el inicio de una crisis, una crisis que puede obligar al poder a tomar una información que no estaba en primer término dispuesto a tomar en cuenta, mucho menos a amplificar.
Lo ocurrido durante esta semana es el reflejo de dos cosas, la primera es que un tema como el de las desapariciones en el país que han relatado algunos medios extranjeros y algunas organizaciones nacionales como Causa en Común y que fueron limitados constantemente y desmentidos de manera furtiva en el periodo del presidente Andrés Manuel López Obrador termino por explotarle en la cara a la actual administración, pues el peor ataque que puede tener una verdad política, es verse contrastada con una realidad social. Las redes sociales hicieron lo propios, los medios antagonistas replicaron, las organizaciones alzaron la voz, los familiares exigieron respuestas y entonces la presidencia de la republica no tuvo otra cosa que hacer mas que adoptar la corriente mediática del momento. No alcanzo ya la interlocución de intermediarios como Noroña para minar el campo que ya de por si tenia minas, que terminaron por explotarle al mismo senador, tampoco hablaron los gobernadores que habitualmente salían al respaldo del primen mandatario, ahora dejaron sola a la presidenta de la republica y eso nos lleva a la segunda cosa que nos dejo de aprendizaje esta semana: Claudia Sheinbaum no es Andrés Manuel López Obrador, no pudo redirigir la información de los medios, no tuvo la capacidad de ningunear la información y decir la máxima del sexenio anterior “yo tengo otros datos”.
Estamos ante la primera crisis del gobierno federal en casi 7 años, esas que se asemejan a las crisis de la casa blanca y los 43 de Ayotzinapa del periodo de Peña Nieto, esas crisis que empiezan a disminuir al poder presidencial y a demostrar su incapacidad. Sin embargo, también es esta una oportunidad de mostrarnos un nuevo rostro político, de mostrar que hay presidencia de la república y que no ocupa de aliados abusivos y convenencieros. Las crisis pueden mostrar debilidades, lo peor que puede hacer la presidencia es intentar ocultarlos, lo mejor que puede hacer es saber que tiene en sus manos la oportunidad de demostrar que hay de verdad una nueva forma de hacer gobierno en nuestro país.
Lo ocurrido esta semana la ha mostrado a la presidencia de la republica que hay debilidades que otro gobierno menosprecio, el de su antecesor que no aparece por ningún lado, finalmente existen muchas bombas que el andresmanuelismo solo acrecentó y están a punto de explotarle a una presidenta que bien podría avanzar diciendo que en el periodo anterior no se hicieron muchas cosas bien y que ella intentara con todos sus medios remediar esos males avisados durante mucho tiempo por los opositores de quien ella ha dicho, es el mejor presidente de México.
Eppur si muove