Alejandro Carrillo Lázaro
Fue el pasado martes 5 de noviembre cuando ocurrieron dos eventos que habrán de definir condiciones relevantes para el mundo, pero también para nuestro país. Vaya martes, pues por un lado ya por la noche estaba decantado que el próximo presidente de los Estados Unidos de América sería el expresidente Donald Trump quien arrasaría en la votación popular y también en la de la de los votos electorales que cada Estado otorga, sin duda alguna este acontecimiento es digno de estudio del politólogo, pero también es un evento que reacomoda por lo menos en el discurso las eventuales circunstancias geopolíticas del mundo. En cuanto a nuestro país, la situación se genero en la sala de sesiones del poder Judicial de la Federación pues los integrantes de la corte terminarían por modificar sus números en cuanto a los dos bloques ya conocidos y por lo tanto también el discurso.
La presidenta Claudia Sheinbaum ya lo había planteado junto con muchos de sus representantes del partido – régimen “esperemos a ver como votan los ministros” como si supieran algo distinto a lo que habitualmente se había dado a lo largo de los últimos años en aquellas sesiones, donde 8 votos siempre se elevaban por encima de los 3 ministros que acompañaban las definiciones del poder ejecutivo. El tiempo le dio la razón a la presidenta, no había razón para enunciar los conceptos de “desacato” toda vez que la corte fue congruente con “el pueblo de México”.
El ministro Alberto Pérez Dayan quien fuera uno de los 8 ministros que frenaban algunas ocurrencias del poder legislativo y ejecutivo de la administración de López Obrador, esta vez definió en su voto que no era posible responder con “una insensatez a otra insensatez”, pues catalogo no solo la reforma constitucional en ese precepto sino también la falta de cordura del consejo general del INE y el del tribunal electoral al otorgar las mayorías calificadas que estos requerían para presentar tales modificaciones a la norma. De esta manera la Corte no pudo frenar en una ultima instancia la llamada reforma insensata con una sentencia promovida por un ministro electo en el sexenio anterior y que fuese definida de igual manera por el señor ministro.
Dicen que a la insensatez no se le contesta con una misma dosis de insensatez, es raro imaginarlo, pero ¿no es justamente lo que se requiere?, se supone que esta se define como una necedad, falta de sentido o de razón, entonces, ¿cómo se podría frenar con cordura algo que no pretende entenderla? El ministro sufrió para dar un argumento tan absurdo, pero es justamente el trabajo de la corte, el de frenar la terquedad mediante un amparo de un gobierno que daña al medio ambiente, o viola derechos humanos.
El trabajo de los ministros es someter a la cordura constitucional las arbitrariedades absurdas de los poderes que se asumen como los intérpretes del pueblo
El pasado martes 5 de noviembre fue un día de mala suerte para México, un ministro se doblo con un argumento que raya en la ignorancia de su puesto y en el país vecino del norte un presidente que en el discurso se advierte como un anti inmigrante y conservador resulto electo por el grueso de su población.
Hoy mas que nunca hay que escuchar muy bien cuando el partido – régimen a través de uno de sus voceros nos dice “esperemos haber como votan”, ya lo hicieron en el Senado cuando apareció el voto de los tres senadores faltantes para su mayoría calificada, ya lo hicieron en la suprema Corte de Justicia, estemos atentos a cualquier mensaje que venga desde presidencia o desde Palenque.
Eppur si muove