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La hora decisiva en Estados Unidos

Jaime Darío Oseguera Méndez

Llegó el momento para que los votantes de Estados Unidos decidan el futuro de su país. No hay plazo que no se cumpla. Igual que en muchos lugares del mundo en los últimos años, será una elección muy cerrada entre los dos principales competidores.

Se habla mucho entre los analistas políticos de aquel país sobre de los estados clave. Se sabe por las encuestas que Kamala Harris tiene ventaja en Michigan y Wisconsin mientras que nadie se atreve claramente a predecir un vencedor en Pensilvania que se conoce como la joya de la corona. En los últimos años el triunfador en ese estado lo ha sido también de la presidencia.

He sostenido con muchos analistas y académicos, que el sistema político de Estados Unidos, es muy artesanal, rudimentario, primitivo y como tal está en plena decadencia. No gana quien tiene el mayor voto universal como en la mayoría de las democracias del mundo. Hoy todavía después de cuatro años, Trump alega que le robaron la elección anterior, restando credibilidad a la que se presume a sí misma como la democracia más sólida del mundo.

Las encuestas dicen que cualquiera de los dos puede ganar. Ha venido cambiando el perfil de la discusión entre el público votante. Por lo mismo el calor de las propuestas se han movido y las descalificaciones aumentado dramáticamente.

Los analistas dicen que en el 2020 la elección fue un referéndum para el gobierno de ese entonces y ganó el voto “anti Trump” contra el gobierno. Hoy que experimentaron el cambio en la administración, el votante indeciso y, por supuesto el republicano, en general opinan que no necesariamente les fue mejor en los últimos cuatro años. Muchos de ellos planean volver a votar por el partido republicano.

En todos los estudios se establece que el principal tema para los estadunidenses es la economía. La campaña de Trump ha podido posicionar con cierto éxito la idea de que la economía ha tomado una dirección equivocada en la administración de Biden y Harris.

Hay varios elementos que han limitado el crecimiento económico. Primero el control de la inflación que en general fue alta en el gobierno de Biden, asociado a el alza en las tasas de interés. Se ha atribuido la inflación a los aumentos en el costo de algunos alimentos, en el costo promedio de la vivienda, transporte y vehículos entre otros precios que impactan en la inflación.

En este sentido particular, Trump ha sido muy incisivo y mostrado su vena proteccionista. Ha propuesto aumentar el precio de los aranceles a las importaciones en general y, a la industria automotriz en particular, para provocar que las empresas vuelvan a instalarse en Estados Unidos.

El aumento en el precio de los alimentos tiene que ven más con la guerra en Ucrania, un gran proveedor de granos para el mundo, pero poco a poco se ha ido estabilizando la inflación. De cualquier manera, ya se estableció como una verdad a base de repeticiones, que el estadunidense promedio siente que estaba mejor hace cuatro años que ahora.

Trump y su partido se han empeñado para endosarle a Kamala Harris los errores y las críticas del gobierno de Biden. La estrategia de la candidata demócrata ha sido distanciarse del Presidente. Lo ha logrado parcialmente, así que el éxito de su campaña será que no la vean simplemente como una cómplice de un gobierno que no tuvo la fuerza suficiente para ser mucho mejor que la también muy mala administración de Trump. Si pierde Kamala, este será el motivo central de un voto en contra del gobierno.

Lo cierto es que la carrera está cerrada. Cualquier propuesta, fallo en los mensajes o inconsistencia de los candidatos, se vuelve notable. Hace algunos meses la segunda preocupación de la mayoría de los votantes era el problema migratorio.

Por lo mismo ambos candidatos han endurecido sus posturas en el tema, apelando al voto de los latinos en Estados Unidos que cada vez pesan más. Trump amenaza con cerrar las fronteras para evitar la entrada de “asesinos, violadores y criminales en general”. Es una posición que ha tenido bastante éxito y que no ha podido ser contrarrestada porque las administraciones demócratas desde Obama han aumentado significativamente las deportaciones.

La posición de Kamala Harris favorece la idea de una reforma migratoria, que permita acceso a la ciudadanía y que impida el grave tema de la separación de las familias migrantes en la frontera en ese trato de criminales que muchas veces le dan a quienes se juegan la vida buscando el sueño americano.

Sin embargo, la migración ha pasado de ser el segundo al tercer tema en importancia para los votantes. Se ha posicionado en segundo lugar el debate y la preocupación por los derechos reproductivos. La discusión sobre el aborto que ha creado Trump, al volver a despertar en enfrentamiento entre liberales y conservadores, polariza sustantivamente a la opinión pública.

Las dos posiciones, a favor y contra el aborto, han generado aumento en los votantes de ambos partidos. Resulta interesante que las preferencias a favor del aborto cada vez se inclinan más con Kamala Harris. Los que están en contra, han decidido votar por Trump según las encuestas. El aborto se ha convertido en el tema que puede orientar las decisiones, lo que exhibe la gran división que tiene la sociedad en ese tópico.

La importancia de este asunto tiene que ver con quiénes serán los votantes. En general las mujeres se inclinan por el derecho a defender la decisión con lo que hagan con su cuerpo. De manera que si votan más mujeres, muy probablemente la balanza se puede inclinar a Kamala Harris.

Lo cierto es que las encuestas publicadas apenas ayer, sitúan a Kamala Harris con una ventaja de cinco puntos porcentuales. Lo interesante será ver quien gana en los estados clave.

En México nos conviene que gane Kamala Harris. Ojalá nuestros paisanos se decidan apoyarla.

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