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No se equivoque, señor juez.

Muchos de los juzgadores que fueron sorteados para ser sometidos al voto popular en 2025 han dicho que no participarán y eso es un grave error.

Al contrario de las porristas, digo ministras de la Corte afines a la 4T, que ya están prácticamente en campaña, los magistrados y jueces federales, sorteados de forma indigna en el Senado de la República, han dicho que no van a participar del proceso electoral que pondrá en juego su cargo actual, dejando el camino abierto a los candidatos que Morena va a proponer a través del Congreso y la Presidencia.

No olvidemos que uno de tantos engaños de la reforma judicial, es que no cualquier ciudadano que cumpla con el perfil – de ése que se ríen en Harvard – puede llegar a la boleta – ésa que nadie acierta a saber cómo será. Solo participarán de la elección los candidatos propuestos por los poderes: la Presidencia y el Congreso, que no es difícil que coincidan en la misma propuesta, y la Corte que tendrá la complicación de integrar una mayoría de ocho ministros para poder proponer, por lo que si uno solo de aquéllos que no respaldan la 4T se separa del cargo anticipadamente, se quedaría la SCJN sin propuesta y por única ocasión en 2025 y 2027, los juzgadores en funciones.

Es decir, si los jueces y magistrados se abstienen de participar podríamos tener candidatos únicos o competencias entre morenistas exclusivamente. Conforme el proceso avanza, la trampa que entraña la reforma es más evidente, el objetivo es cooptar el Poder Judicial, no democratizarlo.

En 2022, la oposición partidista y ciudadana optó, salvo por algunos actores muy radicales, no participar de la consulta para la revocación del mandato de AMLO y le propino un descalabro menor, al dejarlo con una votación que no alcanzó el umbral de participación necesario para su validez. Pensar que esta estrategia de tierra baldía puede servir para el caso de la elección judicial es un error, primero porque la votación no tiene un mínimo de participación para su validez, y quien salga electo ocupará y ejercerá el cargo, es decir que el resultado tendrá un efecto material inevitable, y segundo porque las oportunidades de competir son escazas, ya que no cualquiera puede llegar a esta boleta, y en adelante será peor, para el 2030 un escenario probable, es el de candidatos únicos designados desde los tres Poderes ya controlados por Morena.

Entiendo y simpatizo con lo que han manifestado los juzgadores que hasta ahora se han negado a participar. Los argumentos de dignidad personal suenan bien y son entendibles a nivel personal. Pero lo que está en juego es mucho más que la dignidad de una persona. Desde mi óptica personal, los jueces en funciones, que tienen el pase automático a la boleta, están obligados éticamente a dar la batalla hasta el final, lo cual implica la participación en la elección, sin importar el resultado, porque hacer patente lo absurdo y desigual del modelo sólo se logrará con contiendas reales entre los candidatos del régimen y los juzgadores auténticos. Por eso hoy me atrevo a llamar a los jueces a ejercer el difícil oficio de resistir la iniquidad y la devastación de la República.

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