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Mala copia.

El gobernador de Michoacán, exaltado morenista, ha enviado al Congreso del Estado una iniciativa para que los jueces y magistrados del Poder Judicial del Estado sean también electos empezando en 2025, lo cual es una pésima idea. Y no es que en lo que se refiere a los poderes federales la idea sea buena, pero en el contexto estatal esto puede tener otras repercusiones.

A la 4T la domina la prisa – les recomendaría que leyeran las advertencias de Umberto Eco sobre como la prisa es una forma de miedo – y muchas veces, sus gobernadores están en competencia para ver quien copia mejor y más rápido a AMLO. Cuidado no olviden a donde se marchó recientemente. Pero dejando atrás esta ligereza, la pregunta obligada es ¿qué necesidad? Michoacán tiene graves problemas de inseguridad y de desarrollo económico, ¿para qué agregarle más incertidumbre? Elegir a los jueces penales en “tierra de narcos” y a los jueces civiles y mercantiles en un estado con un enorme déficit de estado de derecho y mal clima para los negocios es una pésima idea.

Por otro lado, los poderes y entes federales no han podido clarificar cómo llevarán a cabo la compleja elección – a pesar de tener el proceso en curso – y las consecuencias, como el circo de la tómbola que privó de sus carreras y sus futuros a cientos de juzgadores federales, ya se han presentado. ¿Por qué no esperar a qué se resuelva la elección federal, aprender de ella y beneficiarse de la experiencia? Pues no, hay que complicar lo complicado. Si los planes del gobernador se concretan, a la incierta elección federal, habrá que añadir una elección estatal concurrente de un mayor número de cargos.

Este punto es relevante, los jueces federales de distrito son 9, más el centro de justicia en materia penal, en tanto que los tribunales colegiados son 6. En el fuero común hay 120 jueces, además de los magistrados del Supremo Tribunal que parece que se cuecen aparte. Si la parálisis del Poder Judicial de la Federación es un grave riesgo, aunada a la inoperancia del mismo poder en el Estado puede ser una auténtica losa a cualquier actividad económica en Michoacán.

Ante tantos y tan graves problemas que tiene nuestro estado, tenemos un gobernador sin ideas y sin estrategia de gobierno, haciendo cabriolas para ganar el favor de los jerarcas de la 4T.

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