Yurisha Andrade Morales
La jornada electoral del pasado 2 de junio, tal y como ha ocurrido en procesos electorales anteriores, transcurrió en un clima de civilidad y paz social, sin desconocer algunos hechos lamentables de violencia que no fueron la constante durante las elecciones y se encuentran focalizados en algunas secciones electorales. Fue una fiesta cívica que celebró el 61.04% de las personas inscritas en la lista nominal de electores para elegir a las personas que ocuparán 20 mil 708 cargos públicos.
De acuerdo con los resultados que arrojaron los cómputos distritales, es la Dra. Claudia Sheinbaum, de la Coalición Sigamos Haciendo Historia, integrada por MORENA, PVEM y PT, quien obtuvo una amplia mayoría de votos para convertirse en la primera mujer presidenta de la historia de México con 35 millones 924 mil 519 votos, que equivalen al 59.7% del total de la votación recibida, 32.5 puntos porcentuales por encima de la Ing. Xóchitl Gálvez, quien por la Coalición Fuerza y Corazón por México, del PAN, PRI y PRD, logró 16 millones 502 mil 697 votos, que significan el 27.4%; mientras que el Lic. Jorge Álvarez Máynez, quien por MC alcanzó 6 millones 204 mil 710 votos, igual al 10.3% del total.
Como lo señalé en columnas anteriores, se trata de elecciones que revisten una gran trascendencia para nuestro país, cuyos resultados deberán analizarse en correlación con los resultados de las elecciones que fueron concurrentes en las 32 entidades federativas y que nos darán una visión completa del nuevo mosaico político en los ámbitos nacional y locales. No obstante, el 2 de junio nos permite formular algunas reflexiones preliminares, entre otras: resulta evidente que el voto se concentró en la oferta de la alianza gobernante que, además de los estratos sociales que apoyan al presidente Andrés Manuel López Obrador, contaron con el voto de amplios segmentos de las clases medias que parecían estar del lado de la alianza opositora.
La participación ciudadana alcanzó apenas el 61.04%, 60 millones 115 mil 184 votos, lo cual contradijo la expectativa generada en las semanas previas, cuando los partidos y los analistas políticos consideraron que se rebasaría el umbral del 63% registrado en las elecciones presidenciales anteriores, además de que durante la jornada electoral, en la mayoría de las entidades federativas se reportaron filas interminables de votantes que no solo correspondían a casillas especiales, sino que también reflejaron las circunstancias de casillas básicas, contiguas y extraordinarias. El hecho es que porcentualmente la participación disminuyó con un listado nominal de 99.3 millones de personas.
Otro hecho que amerita ser analizado a profundidad corresponde al papel de las casas encuestadoras y la precisión de sus predicciones. Fue De las Heras Demotecnia la casa que publicó los porcentajes más cercanos a los resultados finales, dado que en su última publicación antes de las elecciones señalaron que Claudia Sheinbaum alcanzaría un 64% de la votación, mientras que Xóchitl Gálvez rondaría el 28% y Jorge Álvarez Máynez el 8%; mientras que la participación ciudadana rondaría el 54%. En el extremo opuesto, la firma Massive Caller fue la que se equivocó con los rangos más grandes, al publicar que la candidata de la alianza opositora ganaría con 2.5% de ventaja. De cualquier manera, el trabajo de las casas encuestadoras deberá ser sometido a revisión en cuanto al rol que juegan en los procesos electorales.
El 2 de junio también nos dice que la ciudadanía salió a decidir el futuro del país, a apoyar un proyecto de nación y una distribución específica del poder público, en los gobiernos y en los órganos de la representación política. Nuestras elecciones volvieron a ser un espacio donde las urnas igualan a todas y todos y que hoy, pese a que los procesos electorales han entrado a la fase impugnativa, el país goza de estabilidad política y paz social.
*Magistrada Presidenta del Tribunal Electoral del Estado de Michoacán
@YurishaAndrade