Opinión
Lorena Cortés
Lo que debería de ser una emergencia nacional y estatal para el caso de Michoacán, es la epidemia del cristal y la inminente amenaza del fentanilo. Estas drogas sintéticas han ganado terreno de manera preocupante, presentando desafíos significativos en términos de salud, seguridad y violencia.
Hoy por hoy en México no sabemos de que tamaño es este problema, ya que en el gobierno de López Obrador no se realizó la Encuesta Nacional Contra las Adicciones que se tenía programada por qué se eliminó el recurso que estaba destinado para este fin. Los últimos datos de esa encuesta los tenemos del 2011.
Un poco en contexto, según el Índice Global del Crimen Organizado de 2023, México ocupa el tercer lugar en el mundo en términos de criminalidad, es el país que en el mercado criminal más drogas sintéticas produce. Michoacán es de los tres estados de la república según la propia SEDENA en donde se han desmantelado más laboratorios de drogas sintéticas.
Según los Centros de Integración Juvenil, la mentafetamina es la droga más reportada por los consumidores y cada vez son más los menores de edad que se inician en este consumo.
La mentafetamina apenas supera a la cocaína, solo por debajo del alcohol y la marihuana.
Pues en esté México no contamos con un monitoreo epidemiológico permanente que proporcione datos cruciales sobre las tendencias de consumo, la prevalencia de la adicción y los patrones demográficos asociados con el uso de sustancias psicoactivas, por mucho, una omisión criminal del gobierno obradorista frente a la evidencia empírica de la epidemia de cristal, que está vinculada a la guerra criminal por la disputa de los territorios para la venta de esa droga sintética que ha dejado ciento de miles de muertes violentas. Más aún, la gran mayoria de los victimarios por homicidio doloso estaban bajo la influencia de una droga sintética, es decir, el consumo de sustancias como el cristal detona la violencia homicida en México. Mientras la evidencia cientifica de los Estados Unidos nos dice que las muertes por fentanilo son por sobredosis.
La propagación del cristal, una forma altamente adictiva de metanfetaminas, ha alcanzado proporciones epidémicas en México. Desde laboratorios clandestinos hasta comunidades afectadas, la presencia del cristal ha desencadenado una espiral de adicción y consecuencias devastadoras para la salud mental y física de la población.
Según Insight Crime los carteles de la droga en México fueron cada vez más sofisticados para producir mentafetaminas y/o cristal cuyo principal mercado ha sido Estados Unidos; la mentafetamina producida en México era cada vez de mayor pureza y más bajo precio por el relativo facil acceso a los precursores, lo que los productores esadounidenses ya no podían competir. (Insight Crime, 2023).
El cristal ha ido desplazando la producción del cultivo de la amapola, pues la producción de metanfetamina no requiere conocimientos agrícolas, a diferencia del cultivo de amapola para la producción de heroína, o de la coca para la cocaína, puede hacerlo cualquier persona con acceso a precursores químicos, la infraestructura adecuada y la habilidad para seguir los pasos de una receta. (Insight Crime, 2023).
En ese sentido la falta de una respuesta excepcional ante la epidemia de drogas es más que una negligencia; es una omisión criminal por parte del Estado. La protección de la vida y el bienestar de los ciudadanos debería ser la máxima prioridad, y solo mediante acciones extraordinarias se puede cambiar el curso de una crisis que amenaza la fibra misma de nuestra sociedad. La omisión del Estado ya no puede tolerarse; es hora de actuar, y actuar de manera anormalmente efectiva.