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La ilusión de la inseguridad: entre la percepción y la realidad.

Opinión

Lorena Cortés

El INEGI en su más reciente medición sobre percepción de inseguridad dio a conocer que el 59.1% de la población considero que es inseguro vivir en su ciudad. Casí 6 de cada diez mexicanas y mexicanos se sienten inseguros. Es el nivel más bajo de  perscepción, que se haya registrado en los últimos 10 años.

En el último año de la administarción de Peña Nieto, la percepción de inseguridad era de 74.9%.  En lo que va de la administración de López Obrador se ha registrado un descenso de 15.8 puntos porcentuales.

¿Cual es la razón de que haya una mucho mejor percepción de la seguridad? ¿significa que hay  mayores condiciones de seguridad?

Para empezar la la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) se mide en apenas 75 ciudades (de los más de 2 mil 400 municipios del país); sólo mide la percepción en zonas urbanas, en “donde hay más presencia del estado”, pero, ¿que pasaría si INEGI midiera la percepción de inseguridad en zonas rurales de Michoacán, Chiapas, Guerrero etc?; en donde los grupos del crimen organizado tiene cada vez más sometida a la población.

Por otro lado, es común que el oficialismo mida el estado de la seguridad  – “la realidad”-, con carpetas de investigación que reportan las fiscalías, sin embargo, con datos del INEGI, en 2022 ocurrieron 26.8 millones de delitos, pero de éstos, el 92.4% no se denunció, es decir, que sólo nos están mostrando el 8% de la realidad. (INEGI, 2023).

Lo que significa que las estadísticas oficiales sobre delitos pueden no reflejar completamente la sensación de inseguridad; por otro lado al evalúar la sensación de riesgo, de inseguridad, muchas veces no coincide con las estadísticas oficiales.

Si bien es cierto, la percepción de inseguridad en México cerró 2023 en su nivel más bajo,  lo que no significa que haya mejor seguridad y mucho menos avances en la materia.

La sensación de seguridad puede ser engañosa y no reflejar la realidad. A pesar de eso, más allá de las cifras, la realidad se impone de manera que va más allá de lo cuantificable; en la administración obradorista, ya en su último tramo de gobierno, frente al aumento del control territorial de los grupos armados; los homicidios multiples; la epidemia del cobro de derecho de piso y las extorsiones; el robo al transporte de carga y a los hidrocarburos etc.  En conclusión, a sólo unos meses del final del mandato obradorista la cifra de asesinatos cometidos en un sexenio, es la más alta de la historia. En este sexenio se detonó una mayor y cada vez más violenta economía criminal, de la cual no tenemos idea de que tamaño es el problema.

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