Christián Gutiérrez.
Cualquier marca política que se venda, debe cumplir con ciertos elementos si pretende hacerlo bien. De ahí la necesidad de que los publicistas y especialistas en marketing y en comunicación política de los partidos políticos o de los políticos en México, además de hacer actividades de periodismo y relaciones públicas, gestionen mensajes precisos de neurocomunicación y nueromarketing políticos para vender.
Les comparto un par de tips para hacer sus marcas políticas más poderosas y persuasivas.
a) La marca política, debe atender necesidades afectivas de los ciudadanos votantes, es decir, se debe gestionar con neurocomunicación y neuromarketing político para que, de forma emocional y afectiva, el elector sepa que la marca forma parte de su vida.
b) La marca política, debe abordar necesidades cognitivas, es decir, hacer que el ciudadano elector comprenda perfectamente qué es lo que se está o estaría adquiriendo.
Estas son dos –entre varias- de las necesidades del ser humano que deben ser comprendidas y consideradas por los expertos, si se quiere ser una marca política más poderosa, más persuasiva y que se venda mejor.
Ahora que en México se están viviendo momentos especiales de un contexto político y electoral rumbo a las elecciones del 2024, las marcas –partidos y aspirantes a candidatos-, deberían tener ya definidas y estar trabajando una parte de sus estrategias rumbo al 2024. Hacerlo después, les restará oportunidades porque ceñirse solamente al tiempo de campaña electoral es arriesgar demasiado.
Observe las redes sociales de los dos aspirantes más fuertes de Morena: Ebrard y Sheinbaum. Ellos ya están en franca disputa interna, lo cual además les ayuda a generar posicionamiento de marca más allá de Morena.
¿Qué marcas o alianzas opositoras observa positivamente en el contexto? No hay ninguna marca real; pero recién comenzó Silvano Aureoles, que entiende perfectamente que el tiempo de comunicar ya llegó. ¿Le alcanzará para ser el candidato presidencial de la alianza Va por México? Desde luego que no le alcanzará, por el descrédito que tiene acumulado, pero sí le dará para reforzar su marca, generar percepción de fuerza y ganar una silla –que es su interés- en la mesa en donde se repartirán las candidaturas y las posiciones plurinominales. Estoy seguro que el tomará candidaturas para sus más fieles, y tomará para él una posición plurinominal, además de quedar en espera de una invitación al equipo de campaña presidencial, lo cual le permitiría un lugar en el gabinete del Ejecutivo federal en caso de ganar.
Silvano Aureoles está más que curtido y no espera más, porque sabe del poder que tiene la marca Morena y ante la inacción de panistas y priístas, el perredista entró acción. Este político es solo un ejemplo de cómo se gestionan las marcas que conocen de posicionamiento.
¿Y qué sigue en el juego electoral rumbo al 2024? Lo que debería seguir es que la alianza Va por México inicie con la comunicación de esa historia que marque la diferencia con Morena y su posible candidato en 2024.
Leyó bien, dije historia, aunque los aliancistas siguen hablando de “programa”. Un programa no les servirá de nada, porque es algo demasiado “inteligente” que contiene temas, acciones y porcentajes para gobernar, pero todo esto es muy complejo para que la mayoría de las personas lo comprenda.
Mientras los aliancistas opositores piensan en esperar para comunicar un “programa”, Morena piensa en seguir narrando una historia en donde los ricos de siempre imposibilitan el desarrollo de los pobres. Por supuesto que este cuento es más emocional y mucho más fácil de asimilar, por lo tanto, ganará más adeptos.
¿Qué les falta a las marcas políticas en este momento? Abordar más conceptos afectivos y cognitivos y claro, varias ideas más.
*El autor es consultor, tiene estudios de doctorado en Política, de maestría en Comunicación, de maestría en Neuromarketing, de maestría en Ciencia Política y de licenciatura en Derecho.