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Palazuelos, el mirreynato en ascenso I.

México se encuentra entre el 25% de los países más desiguales, de acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación para la Política Social el 44% de la población tiene una condición de pobreza, en tanto el promedio diario de ingreso en los hogares oscila entre los 611 pesos, 129 para aquellos ubicados en el decil menos favorecido y 1, 940 pesos diarios para el decil de mayor ingreso, esto según la última Encuesta Nacional de Ingreso en los Hogares (ENIGH, 2020).

El ingreso de las familias mexicanas más pobres representa el 7% de las de mayor riqueza, sin embargo, la brecha no solo es económica esta se refleja también en el acceso a derechos, como la alimentación, salud y educación, siendo las mujeres, la población con adscripción indígena y en condición de discapacidad los grupos poblaciones con mayores dificultades para acceder a salarios mejor remunerados como en general para el ejercicio de derechos básicos, y que como bien sabemos los efectos de las pandemia, han ampliado esas ya de por sí lastimosas desventajas sociales.

En la otra cara de la moneda, se encuentran el 10% de la población que concentra entre el 56 y 60% de los ingresos totales del país, mientras que la mitad de la población tiene una participación en el ingreso entre el 8 y 10% (Informe sobre la desigualdad en el mundo, 2022).

Como ocurre en muchos otros países el desarrollo de las elites económicas en México ha estado íntimamente ligado al poder público, no solo por las relaciones de convivencia y cercanía sino porque el origen, éxito y permanencia de muchos de estos hombres de negocios de renombre internacional, no se explica sin el apoyo del grupo gobernante, desde luego casi siempre en detrimento de la sociedad.

Esta relación de complicidad, de favores recíprocos conocido como “capitalismo de cuates” ha estado vigente en cuando menos él último siglo, incluido el periodo de proceso de cambio democrático, que del mismo modo que permitió una rotación en las élites de poder político nacional y regional ha decantado en el mejor de los casos en una alternancia de los poderes económicos, aunque desde luego destacan los ejemplos de aquellos que no sólo han sobrevivido a los cambios políticos que fueron fuente y origen de sus riquezas, sino que  incluso  muchos de estos han encontrado  acomodo y mayores privilegios en los gobiernos de líderes inicialmente no afines. El ejemplo emblemático es el del empresario Ricardo Salinas Pliego o el propio Carlos Slim.

Frente a los persistentes desequilibrios sociales , no es casualidad que el ofrecimiento de mejores condiciones sociales para los mexicanos junto con la lucha contra la corrupción, fueran las banderas que permitieran el triunfo electoral del ahora presidente Andrés Manuel López Obrador en 2018. Incluso a mitad del sexenio, sigue siendo el recurso permanente del discurso presidencial al referir la necesidad de separar el poder económico del poder político, ese que detentaban “la mafia del poder”; caracterizada por el influyentismo, la prepotencia, la ostentación y los privilegios, entre otras distinciones con las que suele describir a los grupos de poder del pasado.

Aún cuando estás formas de ejercer el poder, como desprendimiento de las asimetrías sociales, pueden ser para la mayoría una coincidencia inobjetable con el presidente, estas siguen no solo cohabitando, sino que han venido ganando terreno peligrosamente, disfrazadas como opciones “ciudadanas”, frescas, con perfiles atractivos y fuera de la clase política tradicional. El triunfo electoral de Samuel García en Nuevo León en 2021, es el ejemplo de este tipo de candidatos que aun cuando pueden ser un claro ejemplo de clasismo y arrogancia, cuyas vidas presentadas a través de las redes sociales, que a penas pudieran encajar con el 10% de la población han ganado cada vez mayor popularidad.

El empresario y artista, icono del Mirreynato (Ricardo Raphael, 2014) en México, Roberto Palazuelos y su muy probable candidatura a la gubernatura de Quintana Roo por Movimiento Ciudadano, es el ejemplo más reciente de esta opción para una parte del electorado que no se siente representado en el morenismo ni en la desvanecida oposición, y que aun con su evidente contradicción con la realidad social del país, parecen encontrar campo fértil en la polarización y los señalamientos al gobierno y la figura presidencial.

En semanas recientes, el presidente de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado afirmó que su partido es el único con posibilidades reales para ganarle a Morena en la elección presidencial de 2024, la advertencia no debería de ser desestimada, actualmente gobiernan en los estados con mayor aportación al PIB, Jalisco y Nuevo León, así como en importantes capitales del país. Aún cuando el perfil de los candidatos choca con la persistente desigualdad social, parece encajar con un grupo no menor, que reconoce o aprecia en ese estilo de vida un líder o un modelo a seguir.

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