Hay una gran diversidad de textos que abordan la importancia de la libertad de expresión para que la democracia pueda ser. Este tipo de libertad que enmarca al concepto en su máxima valoración se expande en distintas versiones, en aquellos que toman las calles y gritan injusticias, en la capacidad de disentir sobre cualquier tema, pero donde se puede ver más la definición es en los que hacen labores periodísticas, pues es en esa tarea en la que normalmente si visibiliza el lado oscuro de los que ejercen el poder, se aclaran los números, los intereses y sobre todo las practicas.
En el periodista y su libertad de expresión se puede definir el tipo de democracia que se tiene, una fachada o una verdadera. la relación es sencilla, el periodista tiene un foro público, y tiene una voz acreditada socialmente, si este critica y se le calla, es una invitación al silencio social, característica principal de los pueblos que sufren autoritarismo, cabe destacar que es una forma de gobierno completamente antidemocrática.
El país, nuestro país tiene lamentablemente un largo tiempo sumergido en una crisis en cuanto a la libertad de expresión que ejercen los periodistas se trata, simplemente en lo que va del 2022 ya han sido tres los periodistas que han sido asesinados, una cosa es que sean atacados algunos días por las mañanas, finalmente es un derecho de replica (mal ejercido) que conduce el presidente, pero callar voces para siempre es un atentado directo a una democracia que por varios frentes se esta viendo lacerada.
La columna de esta semana es un grito desesperado de justicia, no soy periodista ni me atrevo a situarme en un espacio que no me compete, pero si me preocupa el futuro de nuestra sociedad en un mundo en el que el ejercicio periodístico es una profesión extrema. Sin periodismo real, la ceguera será involuntaria y total, los “otros datos” dejarían de ser los “otros” para ser los únicos y la opacidad tendría fachada luminosa.
La democracia se viste de luto cada vez que las voces se extinguen, cada día que un defensor de derechos humanos se retira por miedo o lo retiran al cementerio. La democracia esta de luto y cada vez que se pone de luto su propia luz se extingue. Aquí es donde la voz del gobierno que se cree bueno y justo debe abanderar una lucha por mantener a los periodistas con vida y con el mejor uso de su voz, la profesión es puramente social, mantener el espacio libre para ellos es finalmente una tarea de un gobierno democrático, porque al final de los finales el periodismo puro es un aliado de la justicia y la verdad.
Hay que tener cuidado con estas palabras, pero si existe un gobierno que golpea al instituto que ha logrado hacer madurar de a poco a la democracia y lo desprestigia a cada ocasión que tiene la posibilidad no seria una sorpresa (si una desesperanza) que su inacción en cuanto a la perdida del periodismo la maneje como politiquería.
No es un uso político el hablar de estos temas tan complicados señor presidente, la política por si sola exige hablar de todos estos temas, que usted crea que eso es “política indecente” es porque seguramente la uso muchas veces de esa forma, me extraña de un politólogo, no tanto de uno que duro 9 años en la carrera.
En memoria de todos los que han perdido su vida, buscando y haciendo publica una verdad que lastima a unos cuantos, pero que terminaba sanando al país.
Eppur si muove
