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Fin de año e inicio del fin del Sexenio.

El tiempo es relativo, cada 365 días se cumple con un ciclo y aunque se defina el final de un año y el inicio de otro y con ello nuevos propósitos, cambios de vida y otros deseos, realmente el tiempo no se recicla, avanza y avanza sin detenimiento, siempre constante.

Sin embargo esa determinante no hace meya en la posibilidad de la reflexión continua respecto que es lo que hemos hecho, qué es lo qué deseamos y por ende qué debemos hacer para conseguirlo.

En este fin de año vale la pena recordar a quienes se nos han adelantado, agradecer por quienes se quedaron y congratularnos porque la vida y con ello la esperanza sigue luchando en un mundo de perjuicios tan constantes como el tiempo, tan críticos como si el conteo de nuestro reloj fuera hacia atrás. Un año de vacunaciones, un año de elecciones, pero para mi gusto como politólogo un año de declive en el tiempo sexenal.

Y no me refiero a un declive como caída de la figura presidencial, sino como el inicio del fin de una administración federal. El mar pacifico que comienza cuando un mandatario toma posesión de su cargo empezaré a agitarse y a aventar desde sus aguas distintas corrientes que propondrán nombres y proyectos nuevos para nuestro México y esto no solo irradia en ese mar político sino que también en el timón de la barca que nos conduce, pues de entre la tripulación habrá quien se considere con más instinto de navegante que el capitán mismo.

Los andresmanuelistas seguirán siéndolo solo si se quieren ir al retiro, pero el dicho de “a rey muerto, rey puesto” comenzaran a sonar en los oídos de los que no quieren perder un empleo en el 2024; las palabras del presidente irán perdiendo valor y ese valor que se ira perdiendo se repondrá en volumen para quien por circunstancias propias y ajenas sea visto como el sucesor presidencial, y eso si es que MORENA sigue apostando a su mártir, aunque me temo que se vería más favorecido un sucesor que se vea alejado del Presidente e incluso lo critique (la posibilidad de Ebrard).

No hay que perder de vista a lo que sucedió en los Estados Unidos con Donald Trump, el presidente disruptivo solo ocasionó perder su reelección por la misma disrupción, por su polarización. Andrés Manuel cumple con muchas de esas características y es posible que por él mismo de mayor posibilidades a la oposición ocasionando un derrumbe en la posibilidad de la sucesión morenista, de ahí que ese valor puede ser ocupado por un candidato de morena alejado del propio presidente, recordemos la sucesión de Cárdenas del Rio en donde Mujica se veía presidencial aunque el presidente optara por un Ávila Camacho con menos definición hacia la izquierda que el propio presidente.

En este fin de año solo me queda desearles lo mejor, el tiempo, aunque aparente iniciar de ceros, solo sigue su camino y no es necesario esperar al inicio del año para cambiar nuestra vida, cada día es una oportunidad, que el único propósito sea ser los mexicanos que nuestro país merece y las personas que el mundo necesita.

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