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Entre ciegos caminamos.

Me es difícil creer lo que estos días ha sucedido, hemos regresado a un Estado autoritario y deficitario en sus capacidades, el decreto que esta semana se publicó en el Diario Oficial de la Federación, hace una cordial invitación al siglo XX, donde la opacidad y la falta de información era la base de los movimientos gubernamentales. En forma de mofa les señalo que no habrá cuarto informe de gobierno, porqué la información estará clasificada en el apartado de “Seguridad Nacional”.

En el artículo de la semana pasada de esta misma columna removiendo el avispero, explicaba el valor de la transparencia en las razones por las cuales los docentes bloquean las vialidades, y me atreví a postular, “Que mientras las cosas se manejen en las sombras, la vitalidad de esas peticiones cargará el nivel de credibilidad social que hoy en día el propio magisterio tiene” COMPLETAMENTE POR LOS SUELOS.

Ahora imaginemos un gobierno que define la SECRECÍA como un principio fundamental para la ejecución de sus responsabilidades; el gobierno decide ocultar información, que barbaridad tan inconsistente, tan incongruente con la vida y la historia pública y política del país. Lo peor no es solo el decreto, sino el postulado del presidente al decir que esta acción (la de la secrecía de la información) es con el propósito de facilitar y poder terminar las obras de su gobierno, dicho de una forma más coloquial, “la opacidad y la corrupción sigue siendo el lubricante que aceita la maquinaria estatal”, esa máxima que relata la historia del priísmo del siglo XX está siendo muy tomada en cuenta en este sexenio a partir de la decisión del presidente.

Pero ¿Dónde están los defensores de la democracia? Y con ella los principios de la máxima publicidad, los que se desgarraban las vestiduras cada vez que cualquier presidente emanado del PRI o el PAN sacaban de la chistera, cosas absurdas como la sucedida el martes pasado. Hagamos un ejercicio imaginativo, pongamos que ese decreto hubiera sido instituido el presidente Peña Nieto, ¿Quiénes serían los primeros en apalear esa decisión? Seguramente pensaste lo mismo que yo, serían los andresmanuelistas los mismos que estarían escribiendo una columna como esta, e indicarían la falta de principios democráticos que están caracterizando al régimen. Cuando algo así sucede la pregunta es difícil de contestar, si hace 5 años los orgullosos de estar con Andrés Manuel tenían ojos para todo (que además eso es bueno, hay que ser críticos constantes), ¿Qué paso con su vista incansable? ¿Decidieron tomar una venda? Amarrarla en sus ojos e ir caminando por donde la voz cansada y lenta del presidente les indica; y es difícil responder porqué, defienden a capa y espada las decisiones del ejecutivo, incluso cuando no hay salida razonable indican lo que considero la peor aberración: “el presidente no puede arreglar un país en solo tres años” y tampoco en un sexenio, ni en dos, ni en 3, esta es nuestra república, es nuestra no del presidente, por eso hay que quitarse la venda y volver a ser los críticos constantes, el presidente no puede “así como así” sacar una decisión de la manga, instituyendo cosas como de “seguridad nacional”.

El refrán era difícil de representar, pero ahora hay ejemplos en todas partes “no hay peor ciego que el que no quiere ver” y me consta que veían, porque de otra forma el refrán que sigue es un poco más consistente con la estupidez “en tierra de los ciegos, el tuerto es rey”. Como mexicano no me da miedo la intransigencia y forma absurda en que se dirige el presidente y arremete contra la historia de nuestro país, tirando a la basura a las instituciones que él mismo utilizó para ser presidente: el INE por un lado y el INAI por otro (sino como creen que él tenía conocimiento de todo lo que criticaba).  

Lo que me asusta es la cantidad de vendados y ciegos que siguen y siguen replicando los movimientos del presidente, decidiendo cerrar su boca y peor aún cerrar su conciencia, para volverse solo un altavoz de la voz presidencial, eso en un país demócrata debe dar bastante miedo.

Los antiguos filósofos tenían muy en cuenta la forma en que se degradaban los sistemas en que el poder se ostentaba: las monarquías en tiranías, las aristocracias en oligarquías y las democracias en oclocracias o dicho de otra forma en el poder de la ignorancia sobre la ignorancia. Al presidente le haría bien un freno, y lamentablemente en este instante solo se lo pueden dar los cercanos, solo lo puede hacer su gente, la que no es “fifí”, la que no es ”conservadora”, sino todos están siendo comparsas de un país imaginario que solo está viviendo en sus cabezas, quítense las vendas y agarren las ganas de volver a ser parte del pueblo de México y no parte de los ciegos que el poder ocupa para sobreponerse a quien sea.

Caminar entre ciegos… Es igual a caminar por dos países distintos, el real y el que solo está en la visión de Andrés Manuel.

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