Es difícil reconocer que muchas de las veces nuestras palabras no llevan un rumbo preciso, pueden no ser atendidas, criticadas, o en el peor de los casos escuchadas. Pero nada puede desairar más a quien declama o escribe, que darse cuenta que su voz solo es un grito desesperado… Que raya en el silencio la posibilidad de ser solo un suspiro.
Me permito esta semana escribir sin titulo, porque creo que coincide con la forma impetuosa en que estamos viviendo, nuestro mundo (el que nos rodea) no alcanza a tener limites que lo definan, un nuevo día siempre trae consigo la posibilidad del desentendimiento, nuestra realidad se desencaja a si misma hora tras hora dejándose deforme, sin consistencia solida que nos permita ver los alcances de su propia masa y por lo tanto la imposibilidad de tener certezas futuras, es decir crisis constante.
Todos los días hay muertes aisladas a lo largo de nuestro México, es curioso el termino y entendible cuando las circunstancias no son consistentes más que con arreglos de cuentas o peleas por “plazas”, ¿Es como un tipo de “ley del talión”? Que practican quienes tienen la capacidad en armas para hacerlo.
Si es así entonces nuestro gobierno es comparsa de las actividades delictivas y prefiere aislarlas, aunque las balas toquen de forma “colateral” a los que solo van pasando por las zonas. Y hay que andarnos con cuidado porque nuestras zonas empiezan a ser zonas de combate y quienes no somos soldados, jugamos a la “ruleta rusa” cuando caminamos.
Criticar a nuestra sociedad es lo único que puede sacarnos del bache, la critica es el balde de agua fría que nos permite confrontarnos con nuestra consciencia y así reconocer que lo único aislado somos nosotros con quienes nos rodean, una sociedad que vive entre crímenes es una sociedad enferma, carente de humanidad y decadente en principios y valores.
Estas palabras no son solo por Michoacán, son para todos los rincones de nuestro país, que sufre violencia y que la vive día tras día, aunque en los noticieros solo se hable de cifras ¿Qué no han entendido? Que no importa el número. Una persona violentada de 120 millones, debe ser suficiente para alzar la voz y no permitir adentrarla en la normalidad, en el promedio esperado.
Ante estas situaciones solo la educación, la educación y la educación, no como norma escolar, sino como funcionamiento social desde la familia hasta en los trabajos, desde la escuela hasta el gobierno. No faltará mucho para que un legislador proponga la legalización para la portación de armas de fuego, seguramente con bastantes justificaciones, pero confrontar balas con balas, solo aumenta los heridos y los muertos; abrazar a quien te dispara solo aumenta la frustración y la amargura; entonces solo queda pagarle a los maestros, solicitar a quien enseña que aprenda a entender que su labor es sumamente necesaria y que ya no hay tiempo que perder; invitar a los sindicatos a defender sus intereses en la misma medida que el trabajo así lo requiera; definir una política de seguridad que promueva resultados viables (ahí hay académicos especialistas, personal de experiencia) y sobre todo gobiernos con sensibilidad y premura para dar resultados.
Esta es una columna sin titulo, creo que como lo dije antes, define muy bien el mundo que nos rodea y hasta ahora seguimos alimentando.
Estas palabras quizá no vayan a algún lado, pero si las lee alguien cercano a quienes toman las decisiones desde el gobierno, les pido un favor, háganles saber que solo hay tres formas de dejar una administración: Peor que antes, mejor que antes o “sin titulo”.
