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La legislatura de la oportunidad.

El próximo miércoles 1 de septiembre, con el arranque de la LXV legislatura, inicia una época de oportunidad para México, un periodo en la historia que marcará el futuro de la democracia en el país y muy posiblemente de la nación entera.

El pasado 6 de junio los mexicanos decidieron fortalecer los contrapesos al poder que ejerce el presidente del país, eligieron arrancarle a la coalición en el poder la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y la mayoría absoluta al partido oficialista.

Aquí, algunos significados de esa decisión:

  1. La confianza en el presidente ya no es ciega. Sí, los ciudadanos no salieron a votar de forma apabullante por la llamada cuarta transformación como lo hicieron en 2018, muchos se abstuvieron y otros francamente cambiaron de parecer y decidieron frenar la destrucción de instituciones que hemos visto desde el primero de diciembre de 2018.

Si bien el presidente sigue conservando una popularidad amplia entre la ciudadanía, su partido ya no encanta como antes y no necesariamente todos sus seguidores están dispuestos a movilizarse como lo hicieron.

  • El reto es el 2024. La verdadera oportunidad que tiene la sexagésima quinta legislatura es generar las condiciones políticas entre la oposición para que el voto en 2024 no se divida y el ciudadano sepa que tiene una alternativa a este gobierno, si no logran mantenerse alineados a un mismo proyecto, habrán fallado en su estrategia poniendo en riesgo el sistema democrático, porque aunque no ganarán y no hubiera alternancia, que sean competitivos puede ser la diferencia entre la dictadura y la democracia.
  • No hay un gallo opositor todavía. Entre las oposiciones no hay todavía a la vista, un perfil que tenga el potencial de desmontar la narrativa y el proyecto de poder del presidente. A lo mucho, vemos la figura de Ricardo Anaya, quien ha confrontado al presidente y a causa de ello vive una franca persecución judicial por parte de régimen.

La oposición se construye desde lo local o desde el Congreso, así que, los alcaldes y gobernadores y sus partidos, así como los legisladores y sus bancadas tienen la oportunidad de construir e impulsar a esas figuras capaces de competir contra la narrativa ideológica que, ya quedó claro el 6 de junio pasado, no es invencible. Por su parte, el presidente ya tiene una favorita y el oficialismo ya cantó sus disputas.

  • Está en juego la democracia. La oportunidad y el reto más importante para las oposiciones y el oficialismo en la próxima legislatura es contribuir al fortalecimiento de la democracia mexicana. La polarización entre una “mega bancada” y una coalición opositora, sin que nadie se acerque al centro, no es bueno para nadie, ni para ellos, ni para el país. Así que más vale que el sello de su trabajo parlamentario sea el diálogo, la negociación y el acuerdo.

Esta legislatura es una oportunidad para México, la oportunidad de que el oficialismo haga buenas leyes para evitar que vayan a dar a la Corte, como las de la actual legislatura; la oportunidad de que la oposición, aún con números acotados, cumpla con su responsabilidad democrática de ser contrapeso real.

El primer reto de la legislatura será instalar una Mesa Directiva con la mayoría calificada requerida. Asimismo deberá cumplir con el mandato de la SCJN que les dio 30 días para emitir la legislación secundaria en materia de revocación de mandato y aprobar el Paquete Económico para el próximo año, estas dos últimas que no requieren mayorías calificadas.

Veremos si el oficialismo opta por presionar y cooptar a los opositores o negociar con ellos, y si la oposición se mantiene firme y unida además de lograr articular una narrativa que rebase por la derecha al gobierno en lugar de mantener una postura contestataria.

Ésta es la oportunidad de construir el escenario para que la alternancia sea normalidad y no una noticia o acontecimiento histórico.

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