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De Silvano en Washington a Biden en Palacio Nacional

Política y politiquería
Por. Lucero Pacheco Martínez

Tras la elección del pasado 6 de junio, no se ha visto el mínimo esfuerzo por parte del presidente de la república por retomar su agenda de trabajo en Michoacán. Y es que, dos días antes de la elección, el 4 de junio López Obrador afirmó que después del proceso electoral visitaría el municipio de Aguililla.

El desprecio no ha parado, pues se ha negado a recibir al gobernador del estado, Silvano Aureoles Conejo, en más de tres ocasiones y ante la amenaza pública a una periodista por parte de líderes de la Delincuencia Organizada, minimiza el echo, se solidariza con la periodista, pero no encara a quien lanza la amenaza.

La negligencia con la que el Gobierno Federal simula atender los problemas de inseguridad en el país, ya prendió focos rojos en nuestro principal socio comercial, Estados Unidos.

Nada en política es casualidad

La denuncia que llevó el gobernador del estado ante la Organización de Estados Americanos (OEA) y ante congresistas de Estados Unidos reforzaron el actuar del Gobierno de Joe Biden ante la amenaza que representan los grupos delictivos en la seguridad internacional y trasiego de drogas, en Estados Unidos le llaman terrorismo.

En marzo de este año, la periodista Anabel Hernández reveló que la administración de Biden consideraba que la situación de México en cuanto a crimen organizado era una de las más críticas del mundo, la postura no ha cambiado, pero el gobierno estadounidense ya prepara una visita a territorio mexicano.

Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña

Esta semana, llegaron a Palacio Nacional enviados de primer nivel del presidente Biden, se trata de Jake Sullivan, asesor del presidente Biden en temas de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, Secretario de Seguridad Nacional del país vecino, y Nancy McEldowney, asesora de temas de seguridad nacional de la vicepresidente Kamala Harris.

El viaje de Sullivan y comitiva ocurrió a menos de 24 horas de la conversación telefónica que sostuvieron el presidente López Obrador y la vicepresidenta estadunidense, Harris. Trascendió que los temas abordados fueron migración, comercio y la eventual visita del presiden Biden a México a finales de septiembre.

Es poco común que sean asesores de Seguridad quienes establezcan las primeras conversaciones con el gobierno Mexicano, en diplomacia esto lo hacen los Secretarios de Relaciones Exteriores de ambos países, hay cartas de intensión, reuniones previas y no hay necesidad que asesores de seguridad tengan conversaciones directamente con el presidente, nunca se ha visto eso, o al menos no se sabía.

Lo que se lee entre lineas es la preocupación del gobierno estadounidense ante la política de “abrazos y no balazos” y la poca o nula acción del gobierno en la lucha contra el narcotráfico.

Hace apenas cinco meses, Glen VanHerk, jefe del Comando Norte de Estados Unidos, declararó públicamente que alrededor del 30 y el 35% del territorio mexicano es controlado por organizaciones criminales.

Este dato se sumaría a la supuesta reorganización del territorio luego de las elecciones del 6 junio, donde Morena ganó los estados del pacífico, y esto sería meramente circunstancial, si no fuera porque los territorios donde hay presencia de organizaciones delictivas fueron ganados por Morena; en Michoacán se dieron casos específicos de amenazas.

De estas y más pruebas seguramente el gobierno de Joe Biden ya tiene conocimiento, así que la cruzada emprendida por el gobernador Aureoles no es para menos.

La preocupación latente en Washington en los últimos meses es el de gobernabilidad y terrorismo en nuestro país, y como ya lo ha dicho el gobernador Aureoles, el riesgo de tener un narcoestado.

Al tiempo.

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